Thursday, June 24, 2010

El retorno


El retorno
------------------------
Retorno a los viñedos de noviembre
con la pena que habita en cada surco,
con la agónica savia de las hojas
que lentamente caen moribundas
sobre el lecho de tierra, donde existen
los últimos suspiros de la amada,
los rasgos de su boca cuando octubre
de almendras y vendimia sembró el frío
junto a su nombre. Llegan con su vuelo
los nítidos acordes de las grullas
mientras se oculta el sol entre las nubes;
hoy vuelan altas, altas, anunciando
la aridez del invierno, la sequía
de unos ojos sin nombre, sin destino,
que albergan la nostalgia del pasado.
Dónde fueron las risas, las promesas,
los impulsos mecidos lentamente
por un vellón de nubes con su imagen.
Solo quedan recuerdos y memorias,
palabras sin futuro de estos labios
que son como alfileres de la ausencia,
como salitre, como los sarmientos
podados en creciente, como angustia…
Va muriendo el otoño, y las marchitas
ilusiones se enredan en las hojas
que danzan con crujidos de silencio
buscando su final, como mi vida
que retorna en noviembre a los viñedos
para encontrar la luz en la nostalgia
y en la pena que habita en cada surco.
------------------------------------------------------------
Adrian

Tuesday, June 15, 2010



Dejo la letra de un romance que tuve la suerte de escuchar interpretado por el grupo de música folk de La Rioja "Cantoblanco"
----------------------------------------


Versión cantada del romance de la catalina y el trabas que canta un grupo
llamado "CANTOBLANCO" de Arnedo


Romance de "La Catalina" y "El Trabas"

En el que se declaran las dos ejecuciones
De la pena de muerte a Lucio Álvarez
Y Catalina Muñoz, en Cervera del río Alhama
El día 18 de diciembre de 1899, por envenenamiento
A Florencio Estévez.

Santo Cristo del perdón
Virgen del monte vendita
Pido protección para esta pareja desdicha

Oh glorioso San Gil oh gloriosa Santa Ana
Pido protección para escribir estas planas.

En la provincia de Logroño
Y partido de Cervera
Hay un lugar entre montes y barrancos
Llamado pueblo de Igea.

Habitaba en dicho pueblo un matrimonio feliz
Llamados Florencio Estévez
Y Catalina Muñoz.

La Catalina tenía ojos grandes y expresivos
Pero un alma malvada,
para odiar a su marido.

Lucio Álvarez "el trabas"
a Catalina buscó
y esta escuchó sus palabras
y a su marido faltó.

Las primeras relaciones
En Igea las tuvieron
Y envenenar al marido
Pronto los dos decidieron.

Los parientes de Florencio
Le dicen de esta manera
Para evitar grandes males
Vivid en Valdemadera.

En este pueblo llevaron
Una vida algo tranquila
Hasta que escribió una carta
El Lucio a la Catalina.

Recordaba sus amares
La carta que le escribió
Y a los días siguientes
Lucio allí se presentó.

El día cinco de julio
Mezcló bien la Catalina
En un puchero de arroz
Gran cantidad de estricnina

Para ver si era bastante
La cantidad de estricnina
De aquel alimento dio
A un perro que allí tenía

El animal lo comió
Y al campo se fue enseguida
Muriendo el pobre animal
Según se vio al otro día

Un cuervo comió del perro
Y también se envenenó
Y a pocos pasos del perro
El cuervo muerto se quedó.

El día seis de julio
Catalina preparó
El arroz a su marido
Y ésta al campo lo llevó.

A eso de las once y media
Tomo parte de comida
Y pronto experimento
Efectos de la estricnina.

Quedó el pobre envenenado
Lanzando tristes clamores
Y acudieron en su auxilio
Cuatro o cinco segadores.

Florencio ¿qué te sucede?
Nos alarmas con tus voces
Ya note apures por nada
Que aquí estamos con las hoces

Por si muriese al momento
Declaro muy convencido
Que un veneno Catalina
En mi cómida ha metido.

Por sus amores con Lucio
Hace tiempos que sospecho
Que me había de matar
Con algún malvado hecho.

No siento más que me mata
La infiel de mi mujer
Guiada por un paisano
Que amigo y vecino fue.

Yo le perdoné sus faltas
Y la separé del vicio
Su amante y ella me matan
Por mi noble sacrificio.

No puedo seguir ya más
Se me parte el corazón
Al ver que mis hijos quedan
Sin padre por vil traición.

El veneno en mis entrañas
Ya siento que me devora
Dadme aceite si tenéis
Para vivir unas horas.

Yo declararé ante el juez
Lo que sufrí de casado
Y que Lucio y mi mujer
Con veneno me han matado.

Los segadores presentes
El aceite con agrado
Pronto a Florencio le dieron
Y a su casa lo llevaron.

Al ver a su esposo vivo
La malvada Catalina
Le dio agua y aguardiente
Mezclado con estricnina.

El lo tomó presuroso
Por su acaso le aliviaba
Y pronto encontró la muerte
Que su esposa deseaba.

Y para ocultar su crimen
Catalina diligente
Mando tirar el arroz
Y el agua con aguardiente.

El médico sospechó
La muerte por el veneno
Y al juez lo comunicó
Y a autopsia lo hizo bueno.

Juicio oral se celebró
Hacia mediado de mayo
Juicio oral se celebró
En Logroño por jurado.

El veredicto que dio
El respetable jurado
Fue Lucio y Catalina
A Florencio envenenaron.

Contrariado Catalina
al momento que la oyó
Comenzó a soltar gemidos
Y al punto se desmayó.

Y por el contrario Lucio
Lleno de rabia y furor
A los jurados miraba
Con gesto amenazador.

El tribunal sentenció
Que en Cervera del río Alhama
Fueran ahorcados Lucio Álvarez
Y Catalina su amada.

El clero y autoridades
Gestionaron el indulto
No se pudo conseguir y
Cervera tuvo luto.

De la cárcel de Logroño
A Cervera los mandaron
Hasta Alfaro por el tren
Y hasta la villa en un carro.

A las cuatro de la tarde
Día de Santa Lucia
Penetraron en Cervera
El Lucio y la Catalina

Lucio fumaba un cigarro
Y al público saludaba
Catalina con su manto
Completa se tapaba

Ingresaron en la cárcel
Y el domingo diez y siete

Los pusieron en capilla
Para el lunes darles muerte.

La catalina mostró
Un gran arrepentimiento
Confesó todas sus faltas
De las que hizo sentimiento.

Para arrepentirse Lucio
Pidió mucho favor
Dar la mano a Catalina
Como prueba de su amor

Una vez arrepentido
Se confesó sin tardar
Y a Catalina le dijo
Hasta el valle de Josafat.

El diez y ocho de diciembre
A las ocho poco menos
Los sacaron de la cárcel
A esos desgraciados reos.

Catalina iba diciendo
Entre sus tristes gemidos
Por este malvado Trabas
Envenené a mi marido

En la puerta de la cárcel
A dos carros los subieron
Y en medio de sacerdotes
A las dos al cadalso fueron

Lucio subió la escalera
Solo y bastante ligero
Y a un sacerdote pidió
Más un lapicero

Encima de la rodilla
Se ignora lo que escribió
Pues bien doblado el papel
Al sacerdote volvió.

De pie en mitad del tablado
Dijo ante toda la gente
Perdonadme hermanos míos
Puesto que muero inocente.

Y a la juventud encargo
Que procure de no hacer
Actos que pueda llevar
A tan fuerte padecer.

Ya se sentó en el banquillo
Y dijo que estaba alto
Que para posarse él
Que lo bajaran un tanto,

Desclavaron el asiento
Y ocasionó la parada
Hicieron otro más bajo
Y tan poco le agradaba

Un cigarro que pidió
El sacerdote le dio
Y en aquel tan triste instante
El Trabas se sonrió.

Viendo la poca intención
De recibir muerte el reo
Seis hombres lo sujetaron
Y en la argolla lo metieron

El unos maltrató a bocados
A otros con los pies hirió
Y Lucio en aquel instante
De aquella forma murió,

Catalina hasta entonces en
El carro se encontraba
Por su gran resignación
La compasión se ganaba.

Con dos sacerdotes sube
Las gradas de otro tablado
Y después que se sentó
Estas palabras ha hablado.

Perdonadme mis hermanos
Tengo sentimiento grande
Y de dar muerte a mi esposo
Me reconozco culpable.

Pedid por mi alma a Dios
Por mis hijos que dejo solos
Que yo pediré por todos
A Dios todopoderoso.

A todo el publico ruego
Que le recen una salve
A la patrona del monte
Cristo del perdón y Carmen.

Así murió Catalina
Con gran arrepentimiento
Del crimen que cometió
En desgraciado momento.

FIN.