Friday, June 09, 2006

Pueblo en el paraíso


Pueblo en el paraíso
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Siempre te ven mis ojos, pueblo en el paraíso;
bajo un nítido cielo en este hermoso valle
rodeado de flores y cerros de narciso.
Tu luz vieron mis ojos desde una estrecha calle.

Una sencilla calle, humilde y empedrada
donde tantos niños jugaban cada día,
contemplando el hermoso escudo en la fachada
de una enorme casona bañada de alegría.

Siempre te ven mis ojos en el profundo valle,
con el susurro nítido de las aguas garbillas
que amamantan las huertas con el firme detalle
de este río Cidacos que besa sus mejillas.

Mi corazón palpita , se calla mi garganta
siempre que te contemplo cubierto de verdores ,
en esta Rioja amada que con sudor levanta
sus excelentes vinos , frutos de las labores.

Aquí estás Autol , pueblo donde viví
contemplando el histórico Picuezo que este cielo
sigue puliendo , donde mis versos escribí
colmados de belleza con tanto y tanto anhelo.

La lluvia del otoño se torna plateada
al mojar suavemente tus calles de cristal,
cada gota de lluvia es pasión encantada
cuando besa las calles de este pueblo ancestral.

¡Siempre te ven mis ojos! Como en la primavera
con los radiantes soles que acarician las flores,
geranios y claveles vibrando en la pradera
donde los paseantes extienden sus amores.

Sigues ahí pueblo amado, pueblo querido ,
reinando en este valle con la hermosa corona
que porta nuestro escudo, por siempre protegido
por la virgen de Nieva , nuestra bella patrona.
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Adrian.

Thursday, June 01, 2006

Pastoreando versos (ll)

Yo que llevo cubierta de montes la memoria
y de tierra vinícola la cara....
Miguel Hernández

PASTOREANDO VERSOS (PARTE II)
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Dejaré mi sendero entre el tomillo
florecido en la verde primavera,
por la espinosa aulaga con su brillo

que estalla como el sol por la ladera
de la montaña yerma, con sus flores
perfumando la triste paramera.

Se iluminan los ojos soñadores
de mis blancas ovejas caminando
en jornadas de fríos y calores.

Los tranquilos cencerros van sonando
envolviendo en la tarde su armonía;
pastoreando versos, escuchando

del trino del jilguero su alegría
al hallarse feliz, emparejado
haciéndome saber su poesía

desde su corazón enamorado.
Que bello amor que escucha desde el nido
la joven hembra el trino de su amado.

Atraviesa el conejo perseguido
por un zorro el barranco, temeroso
llega a su madriguera dolorido,

cansado, disfrutando del reposo
después de la carrera prolongada,
salvado de las fauces, ¡orgulloso!

Sobre la cima vuela plateada
un águila imperial reinando el cielo,
majestuosa, fuerte, delicada.

Recojo mi cayado con anhelo
escuchando balar a los corderos,
dulce canto elevado desde el suelo.

Llevo la soledad de ganaderos
con el morral al hombro, caminando
por cañadas, buscando derroteros.

Hacia los verdes pastos, trabajando,
amantando las ubres, entre lana
de sudor rancio, estiércol voy pisando.

Suelta mi aliento olor a mejorana
por los campos sembrados de esplendores
cubiertos de rocío en la mañana;

y al besarlos el sol abren sus flores
el tulipán, el lirio, la azucena;
desprende la amapola sus olores

junto al rosal silvestre, mientras suena
el agua de la fuente visitada
en verano durante la faena.

Se cubre de alegría mi mirada
pastoreando versos, contemplando
la belleza en la rima deseada,
que henchido de ilusión estoy amando.
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