Friday, December 31, 2010


Termina el año del centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández, quiero despedir este año con un estupendo poema en el cual encontramos el erotismo del poeta en su estado mas puro, espero que os guste.




Orillas de tu vientre...

¿Qué exaltaré en la tierra que no sea algo tuyo?
A mi lecho de ausente me echo como a una cruz
de solitarias lunas del deseo, y exalto
la orilla de tu vientre.

Clavellina del valle que provocan tus piernas.
Granada que ha rasgado de plenitud su boca.
Trémula zarzamora suavemente dentada
donde vivo arrojado.

Arrojado y fugaz como el pez generoso,
ansioso de que el agua, la lenta acción del agua
lo devaste: sepulte su decisión eléctrica
de fértiles relámpagos.

Aún me estremece el choque primero de los dos;
cuando hicimos pedazos la luna a dentelladas,
impulsamos las sábanas a un abril de amapolas,
nos inspiraba el mar.

Soto que atrae, umbría de vello casi en llamas,
dentellada tenaz que siento en lo más hondo,
vertiginoso abismo que me recoge, loco
de la lúcida muerte.

Túnel por el que a ciegas me aferro a tus entrañas.
Recóndito lucero tras una madreselva
hacia donde la espuma se agolpa, arrebatada
del íntimo destino.

En ti tiene el oasis su más ansiado huerto:
el clavel y el jazmín se entrelazan, se ahogan.
De ti son tantos siglos de muerte, de locura
como te han sucedido.

Corazón de la tierra, centro del universo,
todo se atorbellina, con afán de satélite
en torno a ti, pupila del sol que te entreabres
en la flor del manzano.

Ventana que da al mar, a una diáfana muerte
cada vez más profunda, más azul y anchurosa.
Su hálito de infinito propaga los espacios
entre tú y yo y el fuego.

Trágame, leve hoyo donde avanzo y me entierro.
La losa que me cubra sea tu vientre leve,
la madera tu carne, la bóveda tu ombligo,
la eternidad la orilla.

En ti me precipito como en la inmensidad
de un mediodía claro de sangre submarina,
mientras el delirante hoyo se hunde en el mar,
y el clamor se hace hombre.

Por ti logro en tu centro la libertad del astro.
En ti nos acoplamos como dos eslabones,
tú poseedora y yo. Y así somos cadena:
mortalmente abrazados.
---------------------------
Miguel Hernández.

Monday, December 27, 2010

Feliz navidad y año nuevo


Una fotografía realmente hermosa de Daniel Acevedo con felicitación incluida, espero que os guste.
Adrian.

Tuesday, December 21, 2010

Una tarde en el río


UNA TARDE EN EL RÍO

Cómo crece la grama en la ribera
de este río sonoro que amamanta
con su sangre el silencio de las horas;
los ruiseñores dejan con su canto
la alegría plasmada entre los chopos
mientras la tenue brisa
extiende sus encantos por las hojas
de las cañas que bailan con dulzura
ante la música creada.
Se contagian de verde los frutales
de las huertas regadas con el zumo
que corre en las acequias
con ese corazón que lleva el río,
pleno de vida y sentimientos dulces
como sus aguas, como la fragancia
que dejan los perfumes de las flores en mayo,
como ese dulce néctar que llevan las abejas
en un suave murmullo de zureos.
Siento al cerrar los ojos el croar de las ranas
que se prolonga sobre un pez de arena,
por las blancas raíces de los juncos,
por los altivos álamos
donde crece el micelio de las setas.
Ya se tiñen de sombra los zarzales
que visitan los pájaros
mientras beben las tórtolas el agua
remansada en tu orilla.
Aquí me tienes, río, mientras pace el rebaño
y contemplo los pozos donde viven los peces
que consumen las ovas
que arroja la corriente de tu sangre.
Hoy siento la humedad y la frescura
de tu cauce, con sueños que se extienden
en esta esperanzada primavera
mientras camino en soledad,
pastoreando versos entre esquilas.
----------------------------------
Adrián. (Del libro un pastor ante la muerte)