Te extraño en cada noche, en cada luna,
cuando reina el silencio lentamente
por un dulce rincón sin afluente
donde gime una estrella casi bruna.
Va muriendo la ausencia y en ninguna
madrugada, confluye por mi mente,
otra lluvia que el agua de tu fuente
que me embriaga con íntima fortuna.
Casi siento el perfume de tu boca,
como el calor, un pájaro risueño
que desprende su trino en las encinas.
La distancia gigante no trastoca
las llamas del amor, y mientras , sueño:
¡Sobre tus ojos vuelan golondrinas!
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Adrian.
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